Hace tiempo hablamos brevemente en el blog de la huella ecológica o huella de Carbono, que nos indica el nivel de sostenibilidad de un determinado modo de vida,
y dijimos que nos haría falta planeta y medio si quisiéramos seguir al mismo
ritmo que hasta ahora, y más de tres planetas si todos los habitantes de la
Tierra quisieran vivir indefinidamente como los de los países más desarrollados.
Cuando no quede petróleo para
fabricar gasolina (es decir, cuando
esté tan profundo que la energía necesaria para sacar un barril sea la
equivalente a la de un barril, con lo que no tenga ya sentido seguir
extrayendo) habrá que esperar unos cuantos millones de años, a ver si se
regeneran las reservas… Con el carbón (aunque en este caso parece que el
remanente es algo más abundante) pasaría lo mismo, y además de esperar tanto
tiempo habría que ver si hay suerte y se repite un fenómeno similar al de la
lignina. Y cuando se haga más y más difícil encontrar nuevos depósitos subterráneos de Uranio,
habrá que esperar a otra explosión de supernova cercana que envíe hacia
nosotros más material… O sea, que mejor esperar sentados.
La fusión nuclear requiere reactivos muy particulares, pero no hará falta viajar a la Luna
para encontrar Helio-3. Sin ir
más lejos, un determinado porcentaje de las moléculas de los océanos son de
agua pesada, con átomos de
Deuterio, con lo que bastaría usar una centrifugadora para separarla del agua
normal (de forma similar a como se produce el Uranio enriquecido). En
definitiva, en este caso la reserva de materia prima sería abundantísima, pero
mientras no se pueda controlar el proceso no tiene mucho sentido vender la piel
del oso… ¿Llegaremos a dominar la fusión? ¿Descubriremos alguna nueva fuente de
energía más potente incluso? Si no sucede ninguna de estas dos cosas, o si
tardan décadas en suceder, tarde o temprano tendremos que olvidarnos de los
combustibles fósiles y recurrir más y más a las fuentes de energía renovables,
por nuestro propio bien y el de las generaciones venideras.
Con un poco de visión de futuro
por parte de nuestros políticos y una fuerte inversión en investigación y nuevas infraestructuras podemos
aumentar mucho el rendimiento de las renovables. Un buen amigo mío del grupo de
Escépticos, que está muy bien informado del tema, me decía el otro día que con
un área cuadrada de cincuenta kilómetros de lado en el desierto del Sáhara
llena de paneles solares se podría abastecer de energía a toda Europa (supongo
que primero habría que pedirles permiso, claro). Aunque por ahora la solar
supone solo el 1’5% del total de la energía producida en el planeta, la
superficie con placas instaladas se ha ido duplicando cada dos años desde 1994,
y esta progresión geométrica podría dar lugar a un cambio imparable en poco
tiempo… En Australia,
por ejemplo, una de cada cuatro casas ya tiene placas solares. En los países
del norte, con menos luz, se tendría que recurrir más a la eólica.
Algunos expertos piensan que estos cambios se producirán mucho antes de lo que pensamos y que para 2030 los
combustibles fósiles estarán obsoletos, casi todo el transporte será eléctrico
y compartido y casi toda la energía será renovable, principalmente solar. Según
ellos este giro en las tendencias será bastante repentino y se producirá no por
agotamiento de los recursos o por conciencia ecológica, sino porque las nuevas
tecnologías se abaratarán tanto que será imposible no adoptarlas. Históricamente
hay muchos ejemplos de que cuando un nuevo producto es diez veces más barato esto
vence cualquier tipo de resistencia a sustituirlo por el usado tradicionalmente
(ocurrió por ejemplo con los libros impresos,
hace quinientos años). Si se dan cuenta a tiempo de que el cambio es inevitable, las empresas energéticas o de
transporte más inteligentes irán actualizándose, diversificando sus negocios o cambiando
de actividades para al menos minimizar las pérdidas… Las multinacionales que no
sepan renovarse rápido morirán; recordemos que Kodak era un gigante que en solo
cinco años se fue a la bancarrota porque no vio venir la irrupción de la
fotografía digital en el mercado (y eso que la primera cámara digital la inventaron ellos).
Cuando escucho estas teorías y oigo decir a los gurús de las renovables que
el precio del petróleo empezará a caer en tan solo un par de años, os aseguro
que me gustaría creerles, pero me da la impresión de que este punto de
inflexión está más lejano de lo que piensan, y para cuando se produzca algunas
consecuencias del abuso de los combustibles fósiles serán ya irreparables. E incluso
si la transición a la energía solar fuese rápida, aun así habría que recortar
los niveles de producción y consumo en las zonas más desarrolladas. ¿Cuándo nos
daremos cuenta de que excesos como los que se han cometido en Dubai
o en Las Vegas no son sostenibles
bajo ningún punto de vista? Debemos mentalizarnos de que será necesario un
cierto grado de decrecimiento,
y si no lo logramos comprender ahora tras una reflexión cuidadosa, ya nos lo
hará comprender la Naturaleza a la fuerza más adelante.
En su día vimos una extensa lista de cosas que se pueden hacer para ahorrar recursos y energía,
y por supuesto yo pongo en práctica muchos de sus puntos. No dejo los grifos
abiertos demasiado rato y utilizo solo el flujo necesario, y mientras se
calienta el agua de la ducha la recojo en un cubo y la uso luego para otras
cosas, lo que hace que todos los meses mi factura del agua venga bonificada por
bajo consumo. En invierno uso los radiadores de manera racional en lo que
respecta a la temperatura del termostato
y al tiempo de uso; y si puedo, evito utilizarlos en absoluto, ya sea llevando
varias capas de ropa, compartimentando las habitaciones o haciendo un uso
inteligente de ventanas y cortinas. En mi nuevo piso tengo LEDs, que gastan
menos electricidad, y no dejo luces o aparatos encendidos si no son necesarios.
Soy un consumidor responsable y muy moderado en cuanto a ropa, ocio o viajes, y
ya no compro nada que realmente no necesite. Siempre que puedo voy andando a los sitios,
y si eso va a suponer más de media hora, cojo el transporte público; no tengo
coche y ni siquiera me he sacado el carnet de conducir. Y por supuesto, además
de reducir mi consumo de todas estas formas, también reutilizo
(las bolsas de plástico del supermercado o las hojas impresas por una cara) y
reciclo (el papel ya usado, el
vidrio o los envases ligeros).
Poniendo como ejemplo el suministro eléctrico de tu casa, hay tres razones por las que te puede interesar no derrochar energía: porque aumenta el importe
de tu factura, para evitar el agotamiento de los recursos utilizados al otro extremo
de la línea eléctrica, y porque tal vez estés contribuyendo al calentamiento
global para generar esa electricidad. Algunos podrían decir que simplemente soy
un poco tacaño y ahorro energía para poder ahorrar también dinerete, pero no lo
hago solo por eso: también en mi trabajo tengo cuidado con el uso de las luces,
el agua y el aire acondicionado, y los lectores habituales recordaréis que en
ocasiones he sido capaz de vencer mis miedos más primarios
para no desperdiciar energía, a pesar de que no iba a pagar yo la factura. Además,
siempre que puedo intento concienciar a amigos y conocidos sobre este problema
(sin dar demasiado la lata, solo cuando surge de forma natural) y de hecho lo
estoy haciendo ahora mismo con esta entrada triple (y con otras anteriores que
también he enlazado aquí). Por último, intento votar con cabeza,
a partidos que le den importancia a este tema, entre otras cosas, en su
programa electoral.
Es irónico que hayan sido la Ciencia
y la Tecnología las que hayan hecho posible el acceso a muchas nuevas fuentes
de energía, y que ahora las empresas que se están beneficiando de esos descubrimientos
no quieran prestar atención a las predicciones de los mismos científicos sobre
el agotamiento de los recursos y el cambio climático… Empezamos esta entrada hace
dos semanas hablando de conceptos importantes para la Ciencia, como el Tiempo,
el Espacio o la energía, pero también hemos citado otros como la información. A
lo largo de nuestra Historia no solo ha ido creciendo la cantidad de energía disponible
para ser usada; en paralelo, también ha ido aumentando nuestro Conocimiento,
la información útil acerca de cómo funcionan las cosas y cómo están
relacionadas entre sí. Si queremos que nuestra especie perdure durante un
segundo, un tercero o un cuarto millón de años, si queremos seguir formando
parte de esta hermosa danza de la energía
sobre la faz de la Tierra, no basta con emprender incesantemente nuevos y más
ambiciosos proyectos; lo que hay que hacer es recopilar la información apropiada
y prestarle atención para saber qué batallas conviene luchar. En otras
palabras, no se trata solo de saber hacer las cosas
correctamente, se trata de decidir qué cosas son las correctas.
Os invito por tanto, una vez más, a pensar antes de actuar,
y hacerlo a largo plazo y sopesando los pros y los contras de vuestras acciones
con suficiente perspectiva… o en otras palabras, hablando pronto y mal, a razonar
con la cabeza y no con el culo.
Termino la entrada con un mantra que os resultará familiar; ya sé que os lo
repito una y otra vez, pero en cada ocasión trato de defenderlo desde un ángulo
diferente, con nuevos razonamientos y aportando nuevas pruebas objetivas, así
que espero que a estas alturas ya os hayáis dado cuenta de lo sumamente
importante que es: la clave para tener una Vida feliz y productiva y morir con
la conciencia tranquila no está en vivir rigiéndose por el lema del
“Yo-Más-Ahora”, sino por la idea del “Todos-Mejor-Siempre”.
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