lunes, 16 de enero de 2017

Atando Cabos (II)


La semana pasada pudisteis leer la primera de las dos entregas en las que trato de evidenciar las conexiones ocultas a simple vista entre Pasado y Presente, en aquel caso a nivel histórico. A modo de última observación en este plano se podría decir que no solo nuestra forma de vivir, sino también nuestra forma de gestionar y transmitir el Conocimiento humano viene de muy atrás, si bien es verdad que ha evolucionado con el paso del Tiempo, desde la transmisión oral hasta Internet, pasando por la escritura, los libros, las bibliotecas o la imprenta. Y hablando de Conocimiento humano: en esta segunda entrega veremos que no son solo la Historia o la Arqueología las que nos permiten aprender sobre nuestro Pasado; hay otras muchas disciplinas científicas que nos facilitan el formular hipótesis acerca de cómo hemos llegado hasta donde estamos, retrocediendo no solo a la Prehistoria sino a tiempos en los que ni siquiera existía nuestra especie o nuestro planeta, lo que en una ocasión llamamos Gran Historia… Hoy nos encargaremos, por tanto, de buscar las conexiones a nivel evolutivo, geológico y cosmológico.




La Genética y la Paleontología, por ejemplo, nos permiten remontarnos más allá de las primeras generaciones de nuestros ancestros para descubrir cuáles son las distintas etapas evolutivas que unen al Homo Sapiens con el primer ser vivo microscópico, aparecido en la Tierra hace unos 3.500 millones de años. Cuando los periodos de Tiempo son tan grandes que implican órdenes de magnitud distintos a los de la duración de nuestras vidas se hace necesario cambiar de escala y usar cronologías logarítmicas para no perdernos, pero de esto ya hemos hablado anteriormente en el blog, así que no me extenderé en ello.

Gracias a la Ciencia hemos aprendido que gran parte del carbón disponible hoy en día se formó hace unos trescientos millones de años, en la era Carbonífera, durante un periodo de Tiempo relativamente corto en términos geológicos. La aparición de árboles con una nueva proteína en su corteza, la lignina, que no podía ser digerida por los microorganismos, favoreció la acumulación durante este periodo de un gran número de árboles muertos apilados que no se descomponían y que posteriormente, por la presión ejercida por las capas superiores, se convirtieron en carbón, un material con una alta concentración de energía lista para usar. Más adelante algunas especies de microorganismos aprendieron a descomponer la lignina y esto ha hecho que la cantidad de carbón disponible en la actualidad sea limitada. De forma similar, el petróleo y el gas natural proceden principalmente de la acumulación de grandes cantidades de plancton marino hace unos setenta y cinco millones de años, y son también recursos limitados, no renovables, y mucho menos al ritmo al que los estamos usando actualmente. Es importante tener esto muy en cuenta para aprender a no malgastar las reservas de combustibles fósiles que nos quedan: en este caso ser bien conscientes de las claras diferencias entre el Pasado y el Presente nos ayudará a evitar problemas en el Futuro.




Otros estudios científicos apuntan a una relación entre momentos de la Historia terrestre en los que se produjo un incremento de nuevas formas de Vida y el paso del Sol por la cercanía de restos de supernovas; por ejemplo, la aparente correlación entre una explosión en las Pléyades y un aumento en la diversidad de criaturas marinas como los ammonites. Existe también la hipótesis de que la extinción de los dinosaurios no fue solo culpa del famoso asteroide de Yucatán, sino que pudo coincidir con el paso del Sistema Solar por una nube de polvo provocada por el estallido de una supernova, lo que favoreció los cambios climáticos extremos que cubrieron de hielo todo el planeta.

Y eso no es todo, estos lazos invisibles que nos unen con el Pasado se remontan incluso a antes de la aparición de nuestro Sistema Solar. Recuerdo cómo se me quedó grabada en la memoria la reflexión de Carl Sagan en la serie Cosmos acerca de que estamos hechos de polvo de estrellas: los elementos de la tabla periódica que permitieron la química orgánica y la aparición de la Vida, y por tanto los átomos que forman mi cuerpo y el tuyo ahora mismo, han sido formados en el corazón de estrellas de generaciones anteriores a nuestro Sol, y dispersados por esta zona de la galaxia gracias a las explosiones de supernovas. Eso sin mencionar que nuestros átomos de Hidrógeno en concreto se remontan a un Pasado todavía más remoto, casi al Big Bang… Por tanto, se puede decir que no solo formamos parte del Universo: el Universo forma parte de nosotros. ¿Puede haber una conexión más primaria y más ancestral que esa? Rózate la palma de la mano con un dedo de la otra y mientras sientes el cosquilleo piensa detenidamente en que se trata de los mismos átomos… ¡Los mismos! ¡Alucinante!




Podríamos terminar hablando del gran número de afortunadas casualidades que se han ido encadenando desde el amanecer de los tiempos para dar lugar a la aparición de la Vida en nuestro planeta… En los segundos iniciales del Big Bang había un poco más de materia que de antimateria, de modo que no se aniquilaron por completo, y de esa poca materia extra surge nuestro Universo. Las nubes de Hidrógeno gaseoso recién formadas tenían pequeñas irregularidades, arrugas que permitieron actuar a la gravedad dando lugar a largo plazo a la primera generación de estrellas. Nuestro sistema estelar es de una generación posterior, lo que explica, como decíamos antes, que contenga átomos de carbono, oxígeno o nitrógeno, imprescindibles para la Vida; además orbita alrededor del centro de la Vía Láctea lejos de sus brazos espirales, en un área con menos radiactividad dañina para nosotros.

La colisión de la Tierra con Tea hace 4.500 millones de años dio lugar a la formación de la Luna y produjo la inclinación del eje de rotación, factores ambos que han sido favorables para la aparición de los seres vivos. Nos encontramos en la mejor zona del Sistema Solar, con agua en estado líquido, y además la cantidad de agua es la justa para dejar bastantes regiones de tierra firme, nuestro hábitat actual. Nuestro campo magnético y nuestra atmósfera nos protegen de la radiación procedente del Sol, y el cercano Júpiter actúa como atractor gravitatorio, reduciendo el número de objetos que impactan contra nuestro planeta. Todos estos eventos afortunados de antaño conectan directamente con nuestro apacible Presente: a nivel cosmológico se puede decir que tenemos mucha suerte, ya que vivimos en la mejor de las épocas y en el lugar más adecuado.




Solo una puntualización más: las predicciones que la Ciencia nos permite hacer con el Conocimiento adquirido no solo nos permiten mejorar nuestra vida hoy, sino que también nos advierten de que nuestras acciones presentes conllevan una gran responsabilidad a largo plazo incluso en términos geológicos… Baste recordar aquella ocasión en la que hablamos de los residuos de las centrales nucleares, que siguen siendo peligrosos para animales y plantas durante cien mil años… Y con esto lo dejamos por hoy. Si hasta aquí nos hemos centrado en el Tiempo, nos falta hablar de cómo casi todo está relacionado también en el Espacio… ¿Os acordáis de Kevin Bacon? Dentro de siete días volveremos a hablar de grados de separación y de la Teoría de Redes.

3 comentarios:

Rubén dijo...

Hola de nuevo! A mi esto me parece increíble y fascinante. Cuando comento a los chicos y chicas que las motos y los coches funcionan gracias a unos seres vivos microscópicos (de los cuales nadie se acuerda) que vivieron hace unos 300 millones de años (mucho antes de la Gran Era de los dinosaurios),.....o que la Revolución Industrial fue gracias a la muerte de bosques enteros cuyos árboles datan del Carbonífero....poco es el que no se asombra....

Kalonauta dijo...


Yo ya sabía hace tiempo que el carbón procedía del Periodo Carbonífero, pero hasta hace relativamente poco desconocía la historia de la lignina, que me pareció muy interesante, ya que mete a la Biología en la ecuación, junto con la Evolución, la Física, la Historia, la Economía... Es un relato que tiene un poco de todo, te hace darte cuenta de cuan relacionadas están las distintas disciplinas del Saber, de que las fronteras entre unas y otras las ponemos nosotros arbitrariamente para simplificar su comprensión pero en realidad son mucho más borrosas de lo que creemos... Por eso los documentales científicos que mezclan distintos enfoques y te dan una visión global, como el Cosmos de Sagan o el de DeGrasse Tyson (en este último descubrí la historia de la lignina), resultan tan frescos, amenos e interesantes...

¡Gracias por seguir comentando, Rubén! ¡Espero que volvamos a hablar en la tercera entrega!

Rubén dijo...

El enfoque holistico es algo importante en este mundo de especialidades dentro de especialidades.
Intentaré seguir leyendo. Si es que necesito un par de Deloreans