lunes, 30 de mayo de 2016

Tan Cerca, Tan Lejos…


El sábado 21, hace una semana, se celebró de nuevo en Valencia la Noche de los Museos y a lo largo de toda la jornada hubo conciertos, actividades, visitas guiadas y jornadas de puertas abiertas en muchos museos y monumentos de la ciudad. De todo lo que hice ese día voy a centrarme en una visita que llevaba esperando desde hacía mucho tiempo, y que me dejó muy satisfecho: la del interior del Convento de Santo Domingo, en la Plaza de Tetuán. Este complejo es un fragmento de historia viva de Valencia ya que fue fundado por el mismo Jaume I en 1239, un año después de la reconquista, y vivieron entre sus muros personajes tan conocidos como Sant Vicent Ferrer. En su día pasó a ser sede de la Capitanía General y actualmente sigue perteneciendo al Ejército, dándose el hecho curioso de que desde 1983 hasta 2010 albergó en uno de sus patios interiores la estatua ecuestre de Franco que se había retirado de la Plaza del Ayuntamiento, antes llamada Plaza del Caudillo.

La manzana en cuestión alberga varios espacios diferenciados de una gran diversidad de épocas y estilos y con distintos grados de accesibilidad por parte del público. A plena vista está la majestuosa torre del campanario, de estilo barroco, uno de los elementos más llamativos de la plaza junto con el Palacio de Cervelló y el edificio de la Fundación Bancaja. Después está la iglesia, en estilo neoclásico, cuyo nombre técnicamente hablando es el de Capilla de San Vicente; el acceso a ésta es relativamente fácil si se tiene algo de desparpajo y se aprovechan las bodas y comuniones que allí se celebran frecuentemente para entrar y echar un vistazo… Algo más difícil es visitar la llamada Capilla de los Reyes, del S.XV, en la que se halla el hermoso sepulcro de los marqueses de Cenete; esta maravilla del gótico tardío, en un lateral de la iglesia, suele permanecer cerrada y en penumbra (y de hecho así estaba el sábado pasado, ya que se celebraban unas comuniones cuando entré), pero parece ser que desde hace unos meses se puede acceder a ella los jueves por la mañana.

La parte menos conocida del Convento, por estar cerrada al público, incluye el pequeño patio en el que estuvo la estatua de Franco y un refectorio transformado en amplia sala de recepciones; pero los elementos de mayor importancia son el Claustro y el Aula Capitular, ambos del S.XIV, en estilo gótico. Las hermosas columnas helicoidales del Aula Capitular, que se abren como palmeras en su parte superior, nos recuerdan mucho a las de la Lonja, y las tracerías flamígeras de los arcos del claustro son de una belleza que no se encuentra en muchos otros monumentos de la ciudad… Sería estupendo que el Ejército pudiese trasladar las funciones que aquí se llevan a cabo a otra de sus sedes, ya que este lugar debería estar abierto de manera continuada para que todo el mundo pudiese admirarlo: he aquí otra de las maravillas ocultas de la ciudad, pero esta vez no sólo por desconocimiento, sino por imposibilidad de visitarlo, exceptuando un par de míseros días al año. La fachada y el poderoso campanario están a la vista de todos, sí, pero a escasos metros de distancia se esconde una auténtica joya del gótico valenciano… tan cerca, y sin embargo tan lejos. Sirva esta selección de las fotografías que tomé allí como una ventana abierta a la que poder asomarse para tener al menos un atisbo de la experiencia de pasearse entre las palmeras de piedra.






















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