lunes, 15 de junio de 2015

Los Ríos y La Mar


I
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando

cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando
;
cuán presto se va el placer;
cómo después de acordado
da dolor;
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir
:
allí van los señoríos,
derechos a se acabar
y consumir
;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos
;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos
.

VIII
Decidme: la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color y la blancura,
cuando viene la vejez
¿cuál se para?

Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud
,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud
.

XII
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos
,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos
:
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar
;
des que vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar
.



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