lunes, 10 de octubre de 2016

Buenas Obras (II)


Sigo con la narración de mi visita al recientemente reinaugurado Museo de la Catedral. Huelga decir que lo que me llevó allí no fue la devoción o el fervor religioso; los no creyentes también pueden disfrutar la belleza de las obras de arte expuestas y la elegancia del ala reformada del edificio. Y al innegable atractivo del Museo desde el punto de vista artístico y arquitectónico se añade también el aliciente arqueológico; de hecho, la razón principal de mi visita fueron los hallazgos realizados en el subsuelo, en lo que podría denominarse el cuarto nivel, durante las obras de remodelación.

Entre los elementos que se han vuelto a sacar a la luz con las excavaciones está el aljibe de una fábrica de ladrillo y un pozo, ambos del S.XVIII, junto con una noria del S.XVI. Se han destapado los cimientos de varias columnas y muros de la Catedral, algunos aún existentes y otros ya derruidos, de distintos periodos que se remontan al S.XIII; también se han dejado expuestos unos pocos esqueletos del cementerio parroquial de San Pedro, de la misma época, trasladándose el resto a las criptas de la Catedral. De época islámica hay varios muros de edificios, cuyos cimientos están hechos con piedras talladas en época romana, y restos del pavimento de un aljibe del S.XI. Retrocediendo en el tiempo encontramos una estructura funeraria visigoda hecha también reciclando sillares romanos… Pero los restos más antiguos y más interesantes se remontan aún más atrás: un pavimento, un desagüe de alcantarilla, el porche de entrada a una casa, el umbral de la puerta de otra y un par de muros, junto con una oxidada y apenas reconocible reja de hierro, todo ello de época romana imperial, en torno al S.II de nuestra era.

Lógicamente, estos elementos de diferentes épocas están superpuestos unos con otros y a veces hace falta usar un poco la imaginación después de leer las cartelas informativas, pero cuando por fin consigues visualizar las distintas estructuras resulta muy emocionante, por ejemplo, atravesar el umbral de una casa particular que fue habitada por conciudadanos tuyos de hace dos milenios, nada menos… Y me dejo ya de cháchara: aquí tenéis la segunda entrega de mis fotos del Museo, con enlaces relacionados en el título de cada imagen. Espero que las disfrutéis a fondo.































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