lunes, 21 de septiembre de 2015

La Ecuación de Drake (I)


El radioastrónomo Frank Drake propuso en 1961 la ecuación que lleva su nombre para estimular el debate entre los integrantes del programa SETI de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre. La ecuación es una propuesta para la estimación del número de civilizaciones inteligentes y con capacidad de comunicación por ondas de radio en nuestra galaxia, la Vía Láctea. Este número se obtiene como el producto de varios factores: la tasa de formación de estrellas similares a la nuestra (de tipo G) en la Vía Láctea, la fracción de estas estrellas que tienen planetas, el número medio de planetas por estrella con potencial para albergar vida, la fracción de éstos en los que acaba desarrollándose la vida de forma efectiva, la correspondiente a la aparición de vida inteligente y el porcentaje de estas civilizaciones que llega a desarrollar comunicación por ondas de radio, junto con un último factor que indica el intervalo promedio de tiempo durante el cual envían señales hacia el espacio.




Es muy difícil estimar siquiera el orden de magnitud de varios de estos factores, lo que impide sacar conclusiones fiables. La primera estimación fue de unas diez civilizaciones detectables, pero posteriormente se han barajado nuevas hipótesis que han arrojado algunas cifras un poco más altas y otras (las más) mucho más bajas. Es posible que la aparición de Vida, inteligencia o tecnología tengan una probabilidad asociada muy baja, pero por otra parte es bastante factible pensar que, siendo tan grande como es el Cosmos, haya muchas Tierras por ahí aspirando a albergar una civilización avanzada… Así que las matemáticas deberían estar de nuestra parte en la búsqueda de otras formas de vida: si tenemos un cubo enorme lleno de dados, lo lógico es que al tirarlos nos salgan muchos seises. Por tanto, teniendo en cuenta que el número de estrellas en la Vía Láctea oscila entre cien y cuatrocientos mil millones, es extraño que todavía no hayamos recibido señales desde el exterior.

El telescopio espacial Kepler, puesto en órbita en 2009, lleva desde entonces explorando los cielos de nuestra galaxia en busca de planetas en órbita alrededor de otras estrellas, conocidos como exoplanetas. Estos planetas, lógicamente, son demasiado pequeños como para poder verlos directamente, pero sí se puede detectar su tránsito por delante de la correspondiente estrella, que produce temporalmente una pequeña reducción en el brillo de la misma. Se han encontrado ya miles de exoplanetas, y hay una docena que podrían teóricamente albergar Vida, orbitando además uno de éstos una estrella de tipo G. Cuando se localiza la posición de un buen candidato, se procede a detectar si hay emisiones de radio de origen no natural desde ese punto, utilizando para ello radiotelescopios de gran tamaño como el de Arecibo, en Puerto Rico, o matrices de varias antenas coordinadas entre sí, como la del desierto de California.




Esta misma discusión puede ampliarse al ámbito de todo el Universo conocido; parece ser que el número total de galaxias en el Cosmos es del mismo orden de magnitud que el número de estrellas en la Vía Láctea, así que hay donde buscar para un rato largo… En este caso nuestros telescopios intentan encontrar indicios de la presencia de una civilización lo suficientemente desarrollada como para ampliar su área de influencia a la totalidad de su galaxia: lo que llamamos una civilización de Tipo III. En el escalón inmediatamente inferior tendríamos a las Tipo II, que sólo son capaces de aprovechar la energía de la estrella del sistema en el que aparecieron; y después vienen las de Tipo I, que han conseguido utilizar de forma eficiente la energía de su planeta natal (nosotros no llegamos ni a esto, siendo ahora mismo de Tipo 0.7 más o menos).

La tecnología utilizada por una civilización de Tipo III, por muy avanzada que sea, debería (de acuerdo con las leyes de la Física) dar lugar a la disipación de calor en forma de radiación infrarroja, y en esta franja del espectro electromagnético se dedica a buscar por ejemplo el telescopio espacial WISE de la NASA. De momento se han analizado cien mil galaxias y en ninguna se ha detectado un exceso de infrarrojos por encima de lo normal, así que no parece que haya otros lugares con inteligencia superavanzada; aunque teniendo en cuenta que el número total de galaxias es un millón de veces lo explorado hasta ahora, quizás es pronto para sacar conclusiones…

Ante la falta de pruebas fehacientes, el físico Enrico Fermi planteó algunos años antes de 1961 la siguiente paradoja, que sigue vigente hoy en día: Si se supone que hay tantas civilizaciones avanzadas tecnológicamente como indica la Ecuación de Drake, ¿por qué no ha contactado todavía nadie con nosotros? ¿Estamos solos en el Universo, contra todo pronóstico? O como el propio Fermi decía: ¿Dónde está todo el mundo? La única explicación posible es que o bien nuestras estimaciones teóricas o bien nuestras observaciones experimentales del espacio sean defectuosas o incompletas.




La Doctora Ellie Arroway de la película Contact, dirigida por Robert Zemeckis y basada en una estupenda novela del científico y divulgador Carl Sagan, se refiere a la Ecuación de Drake varias veces a lo largo de la narración. Al final de la película está resolviendo las dudas de un grupo de niños que visita la matriz de antenas en la que trabaja, y uno de los chicos le pregunta si hay alguien más ahí afuera, a lo que ella responde que, dado el enorme tamaño del Universo, menuda cantidad de espacio desaprovechado sería si estuviéramos aquí nosotros solos…

Yo tiendo a pensar que, a pesar de ser el resultado de varias casualidades que nos convierten casi en un milagro, el conjunto de los seres vivos de este planeta no podemos ser tan especiales como para ser los únicos, teniendo en cuenta lo vasto que es el Cosmos… La cuestión no es si tenemos vecinos, sino cuan lejos están y si llegaremos a conocerlos algún día. El tamaño del Universo, que juega a nuestro favor en cuanto al número de planetas candidatos, nos pone a la vez la traba, tal vez insuperable, de las inmensas distancias que nos separan. Incluso mediante el envío de pulsos de radio, que viajan a la velocidad de la luz, la comunicación entre dos puntos distantes del Cosmos podría ser tan lenta que resultase imposible en términos prácticos; no digamos ya la posibilidad de atravesar con una nave el espacio que nos separa y tener un encuentro directo. Es triste tener el convencimiento de que existen otros planetas con civilizaciones inteligentes y a la vez la casi absoluta certeza de que nunca entraremos en contacto con ellas… Aun así, seguimos buscando.

Todo lo cual me lleva a plantearme las muchas similitudes que hay entre el programa SETI y la búsqueda de una pareja compatible a nivel sentimental e intelectual con la que poder compartir mi tiempo en este Mundo… La próxima semana hablamos de ello.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Kalonauta! A mi la ecuación de Drake me parece muy forzada, al igual que todas estas fórmulas que intentan abstraer tanto (Eduard Punset hizo una de la felicidad, ni más ni menos!....) . Están bien para analizar factores que se han de tener en cuenta para analizar el problema, pero en plan descriptivo (a lo cual, por otro lado, tampoco hay que quitarle mérito).

Otra cosilla en torno al asunto. El tema de la probabilidad de encuentro. ¿Cómo se rastrea la inmensidad del Universo? ¿Hacia donde apuntar las antenas? La posibilidad de que se escape algo es elevada. Pero si es que a veces es complicadísimo encontrar alguna emisora de radio que te einterese, no sé si me explico.....Y aquí trabajan más ondas que la FM, aquí se trabaja con todas.....es como encontrar una miniaguja en un superpajar....

Y poc que decir más...
Paz y prosperidad.

Kalonauta dijo...


Hola, Rojo, ¿qué tal?

Efectivamente, la Ecuación de Drake se planteó más para animar el debate sobre la búsqueda de inteligencia extraterrestre que para obtener predicciones precisas... Sirve simplemente para abordar el problema de forma cualitativa y tratar de centrar los objetivos básicos. En cuanto a por qué no hemos encontrado todavía indicios de vida extraterrestre de ningún tipo, puede haber varias razones: hemos empezado a buscar hace relativamente poco, así que puede que sea sólo cuestión de tiempo; o puede que las civilizaciones más avanzadas no utilicen radiofrecuencias para comunicarse, sino otro tipo de proceso que aún no conocemos; o puede que estas civilizaciones sepan de nuestra existencia pero se oculten de nosotros por alguna razón que ignoramos... En el enlace sobre la Paradoja de Fermi tienes bastante más información sobre este tema.

¡Gracias por comentar! ¡Un saludo!