lunes, 25 de mayo de 2015

Decíamos Ayer…


Fray Luis de León, poeta, humanista, religioso y profesor en la Universidad de Salamanca en el S.XVI, pasó (debido a envidias y rencillas entre profesores y entre órdenes religiosas) cinco años apartado de sus tareas, en cárceles y en juicios con la Inquisición, siendo finalmente absuelto y volviendo a su labor académica. Cuenta la leyenda que el primer día de clase después de estos cinco años lo comenzó con las palabras “Dicebamus hesterna die…”, o lo que es lo mismo, “Decíamos ayer…”, como si no hubiera pasado el Tiempo desde la lección anterior. Cuatro siglos después y en la misma Universidad, el filósofo, poeta y novelista Miguel de Unamuno utilizó la misma expresión que el fraile agustino, como si nada hubiese sucedido, tras siete años de exilio forzoso en Fuerteventura y París durante la dictadura de Primo de Rivera.

¿Qué tienen que ver Fray Luis de León y Unamuno con Faith No More, la banda de funk metal (por decir algo) de San Francisco? Enseguida lo averiguaréis… Hace unos días, cuando me dispuse a preparar la entrada de esta semana, pensé que estaría bien escribir algo sobre Música, y me acordé de Faith No More y de la gran diversidad de estilos musicales que abarcan en sus discos, e incluso la diversidad de elementos sonoros, cada uno de su padre y de su madre, que mezclan a veces dentro de una misma canción. De modo que decidí colgar aquí una selección de temas del grupo, uno de cada álbum, que perteneciesen a estilos lo más variados posibles. Imaginad cuál fue mi sorpresa cuando, al buscar un par de datos al respecto en Internet, me enteré de que habían sacado nuevo disco justo tres días antes… Ya no había excusa para cambiar la temática; desde luego, hay veces que las entradas del blog se escriben prácticamente solas.




A pesar de que el grupo existía desde 1979, Faith No More publicaron su primer disco, We Care A Lot, en 1985. Por aquel entonces la formación era la siguiente: Billy Gould al bajo, Mike Bordin a la batería, Roddy Bottum a los teclados, Jim Martin a la guitarra y Chuck Mosley como vocalista. Tanto este primer trabajo como el segundo, Introduce Yourself, de 1987, son menos conocidos y a mí personalmente me parecen menos atractivos desde el punto de vista sonoro, aunque tienen algunas canciones que no están mal. Entre el segundo disco y el siguiente, y debido a su falta de profesionalidad (entre otros ejemplos, se quedó dormido en el escenario durante la fiesta de presentación del Introduce Yourself), Chuck Mosley fue sustituido por Mike Patton, también vocalista de Mr. Bungle. Ya con Patton, en 1989, sacaron The Real Thing, que fue el álbum que les catapultó a la fama. Este tercer disco me parece mucho más interesante que los anteriores, y en él ya dan muestras de la mezcla de estilos e influencias que les caracteriza… pero lo mejor aún estaba por llegar.

En 1992 publican Angel Dust, del que ya hemos hablado antes en el blog (más concretamente, del tema Land of Sunshine). Es un disco arriesgado y poco comercial que tuvo muy buenas críticas, y que a mí inicialmente me pareció demasiado tenebroso y deprimente (tal vez cuando lo escuché por primera vez era más joven e impresionable), pero que actualmente me parece de los mejores del grupo… Sin embargo, mis álbumes favoritos son los dos siguientes. King for a Day… Fool for a Lifetime salió en 1995, y también hemos hablado de él en el blog; para cuando salió al mercado, Jim Martin había dejado Faith No More por desavenencias respecto a la evolución del sonido del grupo, y desde entonces le han sucedido distintos guitarristas, siendo el actual Jon Hudson. Al estupendo King for a Day le sigue el también fantástico Album of the Year en 1997. En estos dos trabajos Faith No More siguen en su línea, que consiste básicamente en hacer lo que les apetece sin preocuparles que se vendan más o menos discos. Son álbumes menos oscuros que el Angel Dust, con la misma mala leche en las letras, también muy originales y ricos desde el punto de vista estilístico y llenos de auténticos temazos.




Faith No More se disgregó en 1998 para que algunos de sus miembros pudieran centrarse en sus proyectos musicales a nivel individual, y no se volvió a reunir hasta 2009. Desde esta especie de reinicio del grupo han tocado de vez en cuando en festivales aquí y allá, pero no se habían propuesto grabar nuevos temas en estudio hasta que el año pasado anunciaron la posibilidad de un séptimo álbum. El nuevo disco se llama Sol Invictus y salió a la venta el 19 de mayo de 2015; es el primero desde 1997, lo que haciendo cuentas quiere decir que alguien que hubiera nacido con Album of the Year, el disco anterior, podría haber votado ayer en las elecciones. Como ya he dicho antes, también es coincidencia que no saquen disco en dieciocho años y que a mí se me ocurra, sin saberlo, escribir sobre ellos justo tres días después de la salida de Sol Invictus… ¡Qué cosas!

Como para Unamuno o Luis de León, el Tiempo no ha pasado para Faith No More: siguen siendo una panda de golfos que hacen lo que les da la gana. Hay que tener valor para sacar un primer single que se llame Motherfucker (Google ni siquiera te deja buscarlo correctamente escrito, así que olvídate de que lo pongan por la radio), para tocar disfrazados de sacerdotes o para llevar a los conciertos a un tío con atuendo sadomasoquista a modo de mascota… Los miembros del grupo describen el disco, que ha tenido buenas críticas, como más oscuro y gótico que los anteriores. Yo por ahora lo he escuchado sólo una vez, y me ha gustado bastante, pero no voy a opinar todavía en detalle porque los trabajos de Faith No More no son easy-listening: hay que oírlos varias veces y dejar que se asienten las sensaciones en la cabeza. De lo que podéis estar seguros es de que siguen siendo tan auténticos e inclasificables como siempre; salvando las preferencias personales que cada uno pueda tener, los cuatro discos que habían sacado hasta ahora con Mike Patton eran todos muy buenos, y éste entra en la misma categoría sin desmerecer un ápice.




Para terminar, un último apunte: documentándome para la entrada me ha llamado la atención que los primeros pasos de adolescencia de Faith No More por los garitos de San Francisco coincidieran en el Tiempo con los estrenos de Mad Max y su secuela Mad Max: Road Warrior, y que el primer disco de estudio del grupo, con Chuck Mosley a la voz, saliera el año del estreno de Mad Max: Beyond Thunderdome. Por aquel entonces el director australiano George Miller era ya cuarentón, pero ha tenido que esperar otros treinta años para poder ver estrenada la cuarta entrega de la saga. Precisamente fui a ver Mad Max: Fury Road también hace un par de días, casi al mismo tiempo de oír Sol Invictus, y me encantó, me dejó literalmente sin aliento y con la boca abierta. George Miller tendrá setenta ahora mismo, pero desde luego no le pesan los años… Os puedo asegurar que tanto Miller como los Faith No More están todos en plena forma.

lunes, 18 de mayo de 2015

Una Noche en el Museo


Cada 18 de mayo (este año cae precisamente hoy lunes) se celebra el Día Internacional de los Museos, y la noche del sábado al domingo más próxima al 18 se celebra la Noche Europea de los Museos. Esto me hizo pensar hace poco que, a pesar de ser una de las etiquetas del blog, había por ahora muy pocas entradas sobre museos en La Belleza y el Tiempo, y que la celebración de este fin de semana era la mejor manera de remediar ese error. Así que me puse a buscar información al respecto en Internet, información que por cierto era escasa y difícil de localizar. Después de descartar opciones como el Museo de Historia de Valencia, el MuVIM o el Palacio del Marqués de Dos Aguas (bien por no ofrecer actividades especialmente interesantes o diferentes de lo habitual o bien por encontrarse demasiado lejos del centro) me tracé un itinerario que incluía al menos tres paradas distintas.




Por otra parte, hacía ya dos o tres semanas que me notaba la libido un poco más activa de lo habitual… No sé si es por el estrés, debido a que en mi trabajo estos meses son especialmente ajetreados, o por la proximidad del caloret del verano, que a las chicas les altera la longitud de las faldas y pantalones y a mí en consecuencia me altera un poco la cabeza. De modo que decidí incorporar este elemento a la noche del sábado y hacer un experimento sociológico: fijarme, además de en las exposiciones, en el público asistente para ver qué perfil de visitante hay en cada sitio y, con un poco de suerte, localizar entre la gente a alguna conocida mía de otros ámbitos con la que poder entablar conversación para conocerla mejor.

Tengo varias amigas muy majas que posiblemente vendrían conmigo si se lo pidiera, pero algunas de ellas ya tienen pareja y otras son compatibles conmigo en este aspecto pero no tanto en otros, así que por esta vez decidí empezar la noche estando solo. Por otra parte, hace tiempo que deseché la idea de ligar así, de golpe y a ciegas, con desconocidas, ya sea en un museo o en ningún otro sitio, así que la posibilidad de acabar la noche acompañado dependía de la suerte de encontrarme o no a gente conocida a lo largo de la velada… Como os podéis imaginar, el margen de éxito era realmente pequeño, pero cosas más raras se han visto; y la posibilidad, por remota que sea, de descubrir cuáles de tus amistades del sexo femenino son verdaderas amantes del Conocimiento bien vale la pena.




Es sábado y son las diez menos cuarto de la noche. Comienzo mi periplo museístico en el Centro Cultural Bancaja. La exposición del primer piso es una colección de grabados de pequeño tamaño de Picasso, y los múltiples (y muy explícitos, si bien poco realistas) desnudos de mujer que contienen las obras no me ayudan precisamente a centrar las ideas; se me está subiendo aún más el caloret a la cabeza. Los bocetos de Sorolla para sus cuadros de la Hispanic Society, en el segundo piso, me gustan bastante más desde el punto de vista estético, aparte de que la naturaleza más recatada de las pinturas junto con el frío glacial en las salas para su conservación hacen que se me baje un poco el caloret.

Aparte de las obras, observo también a la gente de forma disimulada. Lo primero que noto es que los vigilantes de los museos valencianos están cada vez más pendientes del Whatsapp y menos de hacer bien su trabajo. Me doy cuenta también de que hay mucha menos gente de la que me esperaba, no sé si por la deficiente publicidad o por la falta de interés de los valencianos por la Cultura. En la parte positiva, está claro que este sitio resulta de lo más cool dentro del circuito de museos, porque el porcentaje de chicas atractivas y con pinta interesante es relativamente elevado, pero eso sí, van casi todas con pareja, y en principio ninguna me resulta familiar. En la exposición de Picasso me cruzo primero con un amigo de mis padres, muy asiduo de los museos y actividades culturales de la ciudad, y después con un conocido mío que también ha decidido venir solo (le recuerdo únicamente de un par de ocasiones, pero parece que tiene bastantes ganas de hablar con alguien, así que me quedo un rato conversando con él). En la exposición de arriba, entre bocetos de Sorolla, me encuentro a dos amigos; hace relativamente poco tanto él como ella tenían pareja, pero me da la impresión de que ahora se han emparejado el uno con la otra, así que mejor no entro en detalles, por si acaso… ¡Parece que esto va bien! A ver si me sigo topando con gente conocida…




Me doy un paseo cruzando el antiguo cauce del río hasta San Pío V, y me voy directamente a ver la exposición temporal, muy interesante, sobre la vida cotidiana en Valencia en torno al año 1750. Está basada en las detalladas notas que el miembro de la alta burguesía Ignacio Gilabert escribió en su dietario, referentes principalmente a gastos por compras, reparaciones o celebraciones, incluyendo también alguna que otra efeméride y cotilleo. Aparecen referencias a fiestas en las que se tomaba chocolate, así como la primera referencia de la Historia a la mocadorà y la primera receta de horchata conocida. Tal vez por ser más grande, este museo parece más vacío; apenas hay gente. Veo a unas cuantas chicas jóvenes y guapas en el taller de pintura, junto al vestíbulo de entrada, pero son todas extranjeras y además no las conozco. Dentro, en las salas permanentes de la pinacoteca, está prácticamente solo el grupo de la visita guiada, cuyo sector femenino consiste en un par de adolescentes y unas cuantas señoras ya mayores. El guía, por otra parte, no es demasiado bueno explicando, así que decido no quedarme y hago mutis por el foro.

Vuelvo a cruzar el cauce y subo por la calle del Salvador hasta el Almudín, que alberga la exposición sobre el Santo Cáliz (tenemos pendiente hablar de él otro día), para comprobar que no está abierta. Poco después descubro que también están cerrados el Museo de la Almoina y el Centro del Carmen. En la calle se ve mucha gente de mi edad o un poco más joven, que es la que más o menos me interesa para mi experimento sociológico: en la Plaza de la Virgen, en la calle Caballeros, en la Plaza del Carmen… Para ellos es sólo un sábado más, no tienen ni idea de que hoy es la Noche de los Museos. Me dirijo hacia el IVAM. De camino tomo algunas fotos de las piezas de arte urbano más recientes; en este sentido, se puede decir que algunas calles del casco antiguo son también como un museo, pero al aire libre. Llego a la explanada del IVAM a las 23:50 y me lo encuentro cerrado, para variar; parece ser que determinados centros no han participado de la iniciativa europea.




Justo a una manzana de distancia está la entrada de la Beneficencia. El Museo Etnográfico no celebra actividades, pero el Museo de Prehistoria ha montado un sarao tremendo y hay un auténtico ambientazo. La exposición temporal gira en torno al yacimiento arqueológico de La Lloma de Betxí, de unos 4.000 años de antigüedad, en la zona de La Cañada, cerca del río Turia. Consigo coger turno para la visita guiada de la 1:00, pero me comentan que hay gente que tendrá que esperar hasta la 1:40… La verdad es que para los trabajadores del museo debe ser una paliza estar currando hasta esas horas. Me dicen también que tengo derecho a una consumición gratuita (agua, coca-cola, cerveza…) en la carpa del patio interior, pero la cola es de unas diez o quince personas y en el patio hay una fuente de las de chorrito, así que declino amablemente la invitación y me voy a ver las actividades que se han montado.

Hay talleres muy chulos de cerámica, marfil, obtención de fuego por fricción, construcción de muros, manejo de un telar… Me llama la atención la monitora del taller de objetos de esparto, tiene unos rasgos faciales muy exóticos; no es la típica guapa, pero a mí me resulta muy atractiva, y además parece simpática y despierta y se maneja bien con los niños. En el lado opuesto del patio veo unos cuantos paneles de madera con ilustraciones a tamaño real para que la gente ponga las cabezas en los huecos y se haga fotos en plan familia prehistórica… Hablando de niños y de familias: hay muchísimos padres con niños, aproximadamente el 80% de la multitud congregada en el patio.

Muchas de las madres son bastante guapas, y me pasan por la cabeza tres posibles razones por las que puedan estar aquí ahora: la primera es que a los padres no les interese la Cultura, ni para ellos mismos ni para sus hijos, pero necesiten tener a los chavales entretenidos con algo, sin preocuparles mucho que luego les quede más o menos poso a nivel intelectual. La segunda (me inclino a pensar que ésta es la más probable) es que sinceramente quieran que sus hijos aprendan cosas pero consideren que a ellos mismos ya no les hace falta, que ellos más o menos ya saben todo lo que necesitan saber. Y la tercera es que hayan venido porque también a ellos les interesa, lo cual dudo mucho porque no veo aquí demasiadas mujeres atractivas sin niños; seguramente hace cinco o siete años estas mamás, que todavía no lo eran, habrían estado tomándose una copa en la calle Caballeros y ni siquiera sabrían lo que es la Beneficencia… Consolémonos pensando que la cosa podría ser aún peor: al menos han traído a los niños al museo y no se los han llevado de copas.




Para hacer tiempo hasta la una, me subo un rato a ver la exposición permanente del primer piso. Sin duda esta parte del museo necesita una remodelación, porque francamente resulta muy aburrida. La presentación de los objetos (básicamente una colección interminable de trozos de hueso y de piedras talladas que parecen casi todas iguales) no invita a interesarse por el tema, que en sí es apasionante. Hay alguna que otra chica maja, pero todas con novio, igual que ocurría en Bancaja (mucha niña mona pero ninguna sola, como decían los de Mecano). Venir al museo con tu pareja tiene más mérito que venir con tus hijos, porque con tu pareja sí puedes irte de copas… Y de hecho se nota que tiene más mérito porque, en comparación con la tropa de mamás de los talleres, en las salas del museo hay muy poquitas mujeres jóvenes sin hijos. Cuando veas a una chica de aspecto interesante mirando sola las vitrinas, antes de hacerte ilusiones espera un par de minutos, porque tarde o temprano aparecerá su maromo, que estaba algo adelantado o algo atrasado con respecto a ella. Lo he comprobado en multitud de ocasiones, y es tanto más probable cuanto más atractiva sea la chica… Como se suele decir: piensa mal y acertarás.

Por fin se hace la hora y entro a la exposición temporal junto con otras veinte o treinta personas, entre las cuales vuelvo a ver al amigo de mis padres, abrazado a su mujer mientras escucha la explicación. Parece ser que la casa prehistórica enterrada en La Lloma de Betxí sufrió en su día un incendio en el que se hundió el techo, con lo que muchos de los objetos del interior se conservaron hasta nuestros días, estando algunos de ellos expuestos en las vitrinas. La presentación es en este caso más amena e interactiva: en la primera parte van conduciendo la visita dos actores bastante graciosos que interpretan a los antiguos habitantes de la casa. En la segunda parte son dos guías, ya con ropa moderna, los que nos hablan de las distintas campañas de excavación en el yacimiento y los objetos hallados. Este turno de la visita es en valenciano, pero uno de los guías nos pide disculpas y nos dice que va a hablar en castellano para no trabarse… Después de más de veinte turnos seguidos sin parar, es comprensible. Oyéndole se nota que este chico sabe de qué está hablando, y la visita resulta al final muy interesante, aunque la media hora se nos hace corta y tenemos que salir porque el grupo siguiente viene por detrás… Será cuestión de pasarme otro día con más tiempo para verlo todo más despacio por mi cuenta.




La salida de la exposición da al patio interior, y compruebo que éste se ha vaciado de niños y padres como por arte de magia y que ya sólo quedan los monitores, así que aprovecho para entablar conversación con la chica del taller de esparto y ella me cuenta por encima cómo ha sido el día, cuántas horas seguidas han trabajado y qué tal ha salido al final la cosa. Me despido agradeciéndoles a todos el esfuerzo y dándoles la enhorabuena por el resultado, y le deseo a la chica del esparto que duerma bien, que se lo ha ganado, a lo que ella me responde con una preciosa sonrisa de oreja a oreja que me termina de enamorar… Me encanta esta tía. No me extrañaría que el monitor que estaba con ella en la mesa fuera su novio.

Justo antes de salir a la calle me piden que rellene una encuesta de satisfacción de la actividad, lo que me pongo a hacer con gusto. Uno de los apartados me pregunta cómo he venido al museo y me pide que marque la casilla correspondiente: las opciones que veo son “en pareja”, “con amigos” o “en familia”… Por un par de segundos me quedo con los ojos como platos y la sangre a punto de ebullición. ¡No puede ser! ¡No hay opción de venir solo! ¡Como si aprender fuese lo de menos y la gente sólo necesitase venir en manada cuando ya no saben de qué hablar con su pareja, con sus amigos o con sus hijos! ¡Como si venir solo fuese la excepción a la regla, algo propio de bichos raros! Al cabo de estos dos segundos de estupefacción, miro mejor y me doy cuenta de que mi opción también está disponible, pero no cabía arriba así que la han puesto en la siguiente línea… Debe ser sencillamente que son casi las dos de la madrugada y yo, igual que los guías y los monitores, necesito irme ya a la cama.




Pues nada, lo dejo aquí, que sin darme cuenta me ha vuelto a salir una entrada más larga que un día sin pan; más adelante os seguiré contando cosas interesantes sobre los museos de Valencia. La conclusión de la entrada de hoy ni siquiera yo la tengo muy clara (será el caloret, que no me deja pensar), pero podríamos decir que es ésta: las búsquedas de pareja y de enriquecimiento intelectual deberían ir en paralelo; no dejéis que la primera os haga posponer o renunciar a la segunda. Yo, personalmente, no renuncio a encontrar a alguien con quien la conexión sea completa, alguien que excite no sólo a mi cuerpo sino también a mi mente, aunque ya veis que la cosa está difícil… No pierdo la esperanza, y por supuesto, respecto a la Noche de los Museos, que me quiten lo aprendío; pero está claro que el marcador final del sábado fue el mismo que de costumbre: Conocimiento 1 – Afecto 0.

lunes, 11 de mayo de 2015

De Rerum Natura (II)


Terminábamos la primera parte de esta entrada llegando a la conclusión de que en todas las épocas desde los albores de la Humanidad hemos intentado encontrar respuesta a las mismas grandes preguntas: ¿Cuál es la naturaleza del Universo y cómo se formó? ¿De dónde venimos y a dónde vamos? ¿Cuál es el sentido de nuestra Vida? Los filósofos griegos presocráticos, en torno al S.V a.C., fueron los primeros en intentar responder a estas preguntas ciñéndose estrictamente a la observación de la Naturaleza a través de sus sentidos y al razonamiento crítico. Las explicaciones dadas hasta ese momento, basadas en relatos míticos y leyendas llenas de seres sobrenaturales, debieron parecerles atajos, salidas demasiado fáciles, pretextos más que explicaciones, capaces de satisfacer sólo a los menos exigentes, que no buscan la Verdad sino la falsa seguridad de un sustituto que parezca mínimamente coherente. Estos pensadores fueron los primeros en distinguir claramente lo que creemos de lo que sabemos. Su humildad a la hora de dar preferencia al Mundo físico por delante de su propia imaginación sentó las bases del Método Científico.




En una ocasión le preguntaron al físico Richard Feynman cuál era según él la afirmación con mayor relevancia científica en el menor número posible de palabras, a lo que respondió que era “Todas las cosas están compuestas de átomos”… Pues bien: esta noción de un Universo hecho de átomos, pequeñas partículas (invisibles a nuestros ojos pero intuibles por la Razón) que se mueven sin cesar, agrupándose y disgregándose constantemente en el vacío, ya estaba presente hace dos mil años en De Rerum Natura, el poema que nos ocupa hoy, y también tres siglos antes en Peri Physeos (Sobre la Naturaleza), la obra original perdida del griego Epicuro, uno de los más grandes pensadores de la Historia, en la que se basan los versos de Lucrecio.

Y no es éste el único concepto científico de importancia que se toca en el poema: hay explicaciones de cómo funcionan nuestros sentidos, los espejos, los imanes y algunos fenómenos meteorológicos, junto con refutaciones de otras teorías rivales al respecto de estos temas. También se menciona la idea de que existen entre los astros de la bóveda celeste otros muchos mundos como el nuestro, idea que sería abrazada por Giordano Bruno siglos después. El poema hace además un resumen de la Historia de la Civilización e incluso una descripción de la evolución de la Vida primitiva, sugiriendo que las distintas formas de Vida, al igual que los átomos, están en constante movimiento… Vemos por tanto que Demócrito, Epicuro y Lucrecio no sólo influyeron a Galileo y a Newton sino que se anticiparon a la Teoría de la Evolución de las Especies e incluso a los más modernos tratados de Física Atómica del S.XX.




Aunque Lucrecio se muestra apasionado a la hora de describir las maravillas de la Naturaleza, sus versos dejan traslucir un profundo pesimismo, melancolía e Inconformismo respecto a las intrigas e injusticias de la Roma de su tiempo, manifestándose contrario a los vacuos oropeles de la riqueza, la fama o el poder. El poeta sufre por los males de su patria y desea curarlos, encontrando un remedio eficaz en el uso de la Razón y en la Ciencia y Filosofía de Epicuro, que trata de inculcar en los demás para ayudarles a entender la clave de la verdadera Felicidad. Un requisito primordial para ser feliz consiste según él en comprender que todos los fenómenos observables tienen causas naturales, librarse de toda superstición y perder el miedo a lo sobrenatural. Los dioses, si existen, no participan en los asuntos de los hombres mortales, y además no fueron ellos quienes crearon el Universo… Con todo esto se ponen las bases del escepticismo y el ateísmo actuales.

Otra clave para ser feliz y evitar el sufrimiento es la de librarse del miedo a la muerte. El inicio y el final del poema contrastan claramente entre sí, de manera deliberada: empieza con una invocación a la Naturaleza, personificada en Venus como fuente inagotable de fecundidad, y acaba hablando de la enfermedad, con una descripción de los estragos de la peste en Atenas. (Dejadme hacer un inciso para recalcar que el contraste entre la Vida y la muerte es precisamente uno de los temas principales de este blog, y de hecho lo dejé bien claro desde la primera frase de la primera entrada. Llamadlo Vida y muerte, llamadlo orden y caos, llamadlo Belleza y Tiempo…) Según Epicuro, el alma humana está hecha de un tipo de átomos más sutiles, pero átomos al fin y al cabo, de forma que al ser materia también es mortal y se dispersa con la muerte del cuerpo. Por otro lado, la materia es cambiante pero los átomos son eternos: nada dura para siempre, y todo lo que nace ha de morir, pero esa muerte da lugar a otros nacimientos en un ciclo sin fin. Como decíamos hace una semana, cuando morimos podemos pasar a formar parte de las flores, las rocas, el agua, algún animal… o incluso, quién sabe, una reencarnación de Montaigne. Así que en cierto modo nada muere, simplemente todo cambia.




Comprender que formas parte de algo más grande y más hermoso que tú que seguirá existiendo cuando ya no estés supone un cierto consuelo… Hay quien dice que filosofar consiste en aprender a morir dignamente y en paz, así que en ese sentido estamos hablando aquí de Filosofía al más alto nivel. Lucrecio defiende por tanto una existencia placentera y feliz, sin miedo por lo que pueda venir después: sólo tenemos una Vida, así que gocemos de ella y saquémosle todo el jugo posible, disfrutando con mesura de los pequeños placeres y la contemplación de la Belleza que nos rodea… En definitiva, el poema sabe captar con maestría la fragilidad del Hombre y a la vez aporta razones para que éste pueda sobrellevarla y convivir con ella. Es un canto a la Vida, a una Vida que es despiadada y horrible pero a la vez terriblemente bella.

Resulta asombroso que un poema escrito hace dos mil años contenga tan gran cantidad de ideas, en tan diversos campos, que sigan plenamente vigentes hoy en día. Lucrecio es quizá uno de los primeros divulgadores científicos, una especie de Carl Sagan de la antigüedad, ya que sabe contagiar su entusiasmo y transmitir el sentido de la maravilla que él mismo experimenta. Además, recurre a muchos ejemplos de la vida diaria para que los conceptos más abstractos no resulten tan áridos para el lector. Asombra la claridad con que se expresa, la increíble Coherencia del conjunto y la Belleza no sólo del contenido sino también del continente: el gran mérito de Lucrecio sobre Epicuro consiste seguramente en añadirle a las ideas la emoción y la fuerza de los versos.




Todavía no conocía De Rerum Natura cuando confeccioné mi Mapa conceptual del Mundo y empecé a escribir en el blog. Posteriormente, hace tal vez un par de años, tropecé por casualidad (creo que fue en el Babelia, el suplemento literario de El País) con un artículo sobre la obra de Lucrecio que me impactó profundamente. Me sorprendió comprobar que, a pesar de los dos milenios transcurridos, muchos de los temas que trata coinciden con los que toco yo en La Belleza y el Tiempo. Un gran número de las ideas clave del poema coinciden con etiquetas del blog (a veces con sinónimos, pero en la mayoría de casos de forma literal): Coherencia, Sencillez, Justicia, Inconformismo, Autenticidad, Libertad, Historia… De la dualidad entre Belleza y Tiempo ya hemos hablado más arriba. Y si tuviéramos que describir el poema en pocas palabras relacionándolo con algunas de las etiquetas más importantes, diríamos que Lucrecio trata de explicar por qué la Realidad es hermosa tal y como es (búsqueda de la Verdad por medio de la Ciencia), adoptando una visión general de las cosas y planteándose las grandes preguntas (Filosofía, entendida actualmente como la parte del Conocimiento que no puede ser abordada con la Ciencia), y utilizando un lenguaje preciso, creativo y también hermoso, acorde con el contenido (Poesía, o lo que es lo mismo, Belleza).

De niños todos tenemos un poco de científico, de filósofo y de poeta, pero la compartimentación artificial que se ha hecho hoy en día de estas tres facetas, cuyas fronteras eran borrosas en la Grecia antigua, ha motivado que la mayoría de personas al crecer se centren más en una (con suerte dos, y en el peor de los casos ninguna) de ellas, quedando las otras aletargadas. La similitud entre el blog y De Rerum Natura que más me llamó la atención fue que ambos proyectos comparten (salvando las distancias, como ya dije; estamos hablando de Lucrecio y de Epicuro, no seré yo quien se ponga siquiera al nivel de la suela de sus sandalias) el mismo enfoque integrador e interdisciplinar, aunando Ciencia, Filosofía y Poesía en una sola visión unitaria de la Realidad. Esto, que antes era lo normal, se ha convertido, en el Mundo hiperespecializado en que vivimos, en la excepción a la regla; precisamente en la reivindicación de esa vuelta a los orígenes radica la Autenticidad y (valga la redundancia) la originalidad de La Belleza y el Tiempo.

Como conclusión podemos parafrasear a Virgilio, que refiriéndose a Lucrecio en las Geórgicas llamaba afortunado a aquél que comprende las causas de las cosas, que está libre de supersticiones y que no teme a la muerte. Me gustaría que este blog me acercase a mí y también a los que lo leen a la consecución de tan nobles objetivos; al menos es a eso a lo que aspiro. Olvidemos pues nuestros miedos y vayamos, como muchos otros han hecho antes, en busca de la Felicidad, guiando para ello nuestros pasos en función de todo aquello que es verdadero, relevante y hermoso.