viernes, 29 de agosto de 2014

Indeleble (II)


Más o menos en orden cronológico, empezamos nuestro relato sobre la evolución de los distintos medios para la transmisión del Conocimiento, centrándonos en la evolución del libro y de las bibliotecas desde la antigüedad. En la Era Paleolítica, antes de la invención de la escritura, los únicos medios para transmitir información eran la comunicación oral, las pinturas rupestres, los tambores y las señales de humo. Aunque la frontera entre Historia y Prehistoria es bastante difusa, se calcula que es hace unos cinco mil quinientos años, a mediados del cuarto milenio antes de Cristo, cuando aparece la escritura propiamente dicha en Mesopotamia, en la zona del actual Irak. Las tablillas de arcilla con escritura cuneiforme más antiguas encontradas por ahora datan del 3200 a.C. aproximadamente. De esta misma región y del 1760 a.C. es el Código de Hammurabi, rey de Babilonia: un monolito de dos metros y medio de alto con textos grabados que constituye uno de los conjuntos de leyes mejor conservados y más antiguos jamás hallados. También sabemos que en torno a la época en que se talló esta piedra fue destruida la primera biblioteca conocida de la Historia, en Ebla. Otros ejemplos en la zona de Mesopotamia, Sumeria y Babilonia son las bibliotecas de Mari y Lagash; todas éstas eran más archivos que bibliotecas propiamente dichas, y contenían colecciones de tablillas que se han conservado aceptablemente bien con el paso de los siglos.
 



Del 2400 a.C. datan los rollos de papiro más antiguos conocidos hasta el momento. Este material era monopolio de Egipto, que guardaba celosamente el secreto de su fabricación para poder ser el único en exportarlo. Hacia 1300 a.C., en la época del faraón Ramsés II, tenemos menciones de la Biblioteca de Tebas, en la que se guardaban libros en forma de rollo. En el siglo V a.C. aparecen las primeras bibliotecas propiedad de particulares en Grecia, y poco después ambos mundos, el griego y el egipcio, quedarán ligados gracias a la figura de Ptolomeo… Habiendo sido amigo y uno de los generales de Alejandro Magno, tras la muerte de éste y la fragmentación de su imperio recaló en Egipto, convirtiéndose en Ptolomeo I y fundando allí una dinastía de gobernantes de origen griego que perduraría hasta los tiempos de Cleopatra.

En 290 a.C. Ptolomeo I funda la Biblioteca de Alejandría, en la zona occidental del delta del Nilo; esta biblioteca, en su día la más grande del Mundo, pudo llegar a contener medio millón de rollos (que no de obras, ya que las más extensas podían estar divididas en varios volúmenes). En Alejandría se intentó reunir todo el Saber de la Humanidad, incluyendo obras de culturas como la griega o la hebrea, en un gigantesco cuerpo de conocimientos que pudiera ser consultado por todo erudito que lo deseara. En el periodo helenístico, con ejemplos como los de Alejandría o Pérgamo, las bibliotecas empiezan a parecerse poco a poco a las actuales.

Los rollos de papiro se deterioran con el paso de los siglos y por eso la fracción de obras que se ha conservado en este formato hasta nuestros días ha sido pequeña si la comparamos con las tablillas de barro. De todos modos, los egipcios también han dejado muchos escritos grabados en piedra: un ejemplo ilustre es la Piedra de Rosetta, estela con un decreto publicado en Menfis en el 196 a.C. y grabado en jeroglíficos, demótico y griego antiguo. Es el primer texto plurilingüe antiguo descubierto en tiempos modernos, y permitió a principios del S.XIX descifrar el significado (por entonces ya olvidado) de la escritura jeroglífica, a base de compararla con la griega. Ya que hablamos de materiales, y a modo de apunte breve, hacia el 150 a.C. tiene lugar la invención del papel en China, aunque en Occidente este material no jugará un papel importante (nunca mejor dicho) hasta milenio y medio después.




De todas las sociedades de la antigüedad, la romana fue quizás la que tuvo un índice de alfabetización más alto; su complejo sistema legal y su enorme poder militar sólo podían administrarse y reforzarse por medio de la comunicación escrita. Los graffiti milenarios encontrados en calles de Ostia, Pompeya o Herculano, muchos de ellos de carácter obsceno o escatológico, dan fe de que hasta los más plebeyos tenían nociones básicas de escritura. En Roma se fundó la primera biblioteca realmente pública, la de Asinio Polión, y existieron grandes bibliotecas como la Palatina, la Octaviana y la Ulpia, que contenían rollos tanto de papiro como de pergamino y que estaban divididas en dos secciones: la de obras griegas y la de obras latinas. Como hecho destacable, en el año 64 de la era cristiana se produce la destrucción de la Biblioteca Palatina, fundada por Augusto, en el gran incendio acaecido durante el reinado de Nerón. Como podéis ver, en la Prehistoria el fuego nos ayudó mucho a avanzar como especie, pero también nos ha dado después algunos disgustos bastante gordos… O, dicho de otra forma: lo que el fuego te da, el fuego te lo quita.




Hablando de fuego, y volviendo de nuevo a Egipto: durante un tiempo se creyó que la Biblioteca de Alejandría había ardido en un incendio iniciado en el puerto y provocado por las tropas de Julio César en el 48 a.C., pero seguramente se trataba de un depósito de libros auxiliar o de un cargamento de papiro en blanco listo para zarpar, porque disponemos de referencias a la biblioteca cronológicamente posteriores. Es más probable que fuese destruida en algún momento a lo largo de los siglos III ó IV de nuestra era, bien en alguno de los saqueos de la ciudad por parte de Roma, como el de Aureliano en 273 o el de Diocleciano en 297, o bien en el terrible terremoto del año 365.

La Biblioteca del Serapeo o Templo de Serapis, donde se depositaron los rollos supervivientes de la gran biblioteca original, fue expoliada en 391, en una revuelta promovida por el patriarca cristiano Teófilo, que se apoyó para ello en la orden del emperador Teodosio de destruir los templos paganos de la ciudad. No está claro si éste fue el fin definitivo de la segunda Biblioteca de Alejandría, pero lo que es seguro es que en época de la dominación árabe ésta ya no existía. Hoy en día aún no se conoce la localización exacta de la primera biblioteca y sólo se conservan unas pocas estanterías del Serapeo en un húmedo y olvidado sótano, pero en la parte positiva tenemos la inauguración en 2002 de la Nueva Biblioteca de Alejandría, promovida por la Unesco… ¿He dicho “en la parte positiva”? Por lo visto, dos milenios después sigue repitiéndose la misma historia y el patrimonio cultural de Alejandría vuelve a verse amenazado, esta vez por los islamistas radicales y por los saqueadores que aprovechan el caos general.




…pero no lleguemos al presente tan deprisa. A partir del S.III se produce un lento declive del Imperio Romano y una sucesión de invasiones bárbaras desde el este, desaparecen poco a poco las bibliotecas de la antigüedad y se reduce la alfabetización; y a pesar de episodios de violencia como el de Alejandría en 391, en algunos otros casos será precisamente la Iglesia Cristiana, que sustituye al paganismo, la que tomará el relevo en la preservación del Conocimiento durante esta época oscura… De todo ello hablaremos la semana que viene.

lunes, 25 de agosto de 2014

Indeleble (I)


No cejamos en nuestro empeño de intentar comprenderlo todo acerca de todo y de garabatear un mapa del Tiempo encadenando los hechos más relevantes que nos han permitido llegar hasta donde estamos hoy. Ya hemos hablado de los orígenes del Cosmos y de nuestro Planeta, de la aparición de la Vida y su Evolución y de cómo en nuestro caso esta Evolución nos regaló un gran cerebro capaz de elaborar pensamientos complejos de tipo abstracto y simbólico. De cómo el Homo Sapiens descubrió, entre otras cosas, las herramientas y el lenguaje hablaremos con más calma en otra ocasión; nuestro punto de partida para esta entrada es posterior y coincide con la aparición de la escritura.

El lenguaje hablado nos permite compartir con otros lo que aprendemos, facilitando el trabajo en equipo y haciendo que el cuerpo de conocimientos de un determinado grupo humano pueda pasarse de generación en generación e incrementarse poco a poco, al añadírsele los nuevos descubrimientos. Sin embargo, la tradición oral y la memoria biológica dependen de la persona que narra o que recuerda, y por tanto tienen un soporte efímero, ya que todos hemos de desaparecer algún día; no sólo eso, sino que además para producirse la comunicación hablada es necesario que el emisor y el receptor coincidan en el mismo lugar y en el mismo momento, lo que hace que a veces el Conocimiento se pierda, al no haber nadie que reciba el testigo.

La escritura, por otra parte, es un sistema de representación gráfica de un idioma por medio de signos trazados o grabados sobre un determinado soporte físico. Es un modo de transmisión de Conocimiento exclusivo de los humanos cuya aparición supuso una nueva revolución en el proceso de llegar a comprender qué somos y cómo hemos llegado aquí, ya que es para nosotros como una segunda memoria, más fiable que la memoria biológica que radica en nuestro cerebro. La comunicación escrita permite que el mensaje sea recibido por una persona en otro lugar, en ausencia del que lo escribió, e incluso mucho tiempo después, lo que facilita que la información no desaparezca en el olvido.




En la presente entrada múltiple nos centraremos sobre todo en las muestras portátiles de escritura, es decir, los libros, que han presentado distintos materiales y formatos a lo largo de los milenios. Aparte de la piedra, uno de los primeros soportes para la escritura fueron las tablillas de arcilla de las antiguas Sumeria y Mesopotamia, en las que con ayuda de un punzón de madera se hacían marcas en forma de cuña (de ahí el nombre de escritura cuneiforme), dejando luego que se secaran. Más adelante surge el papiro, característico del delta del Nilo, en Egipto, cuyas hojas están formadas por dos capas de finas tiras de junco dispuestas perpendicularmente y prensadas para darles cohesión. Sobre estas hojas podía escribirse con ayuda de tinta y una pluma, y varias de ellas podían pegarse unas a otras por ambos lados, resultando piezas de hasta seis metros de longitud que se guardaban en forma de rollo: este formato de libro fue el más utilizado durante siglos antes de la era cristiana.

Hace dos mil años apareció otro tipo de soporte que empezó a competir con el papiro; se le llamó pergamino porque al parecer se originó en Pérgamo, en la actual Turquía, y consistía en piel curtida de distintos animales (sobre todo becerro), más duradera, resistente a la humedad y flexible que la invención egipcia. Al mismo tiempo apareció un nuevo formato, el del códice, que es lo que hoy en día entendemos por un libro normal y corriente… Consiste en varias hojas sujetas entre sí por el mismo lado, y es más fácil de manejar para localizar o referenciar un pasaje concreto; por ejemplo, si queremos ir de la página cinco a la veinte no es necesario pasar forzosamente por todas las páginas que están entre una y otra. En otras palabras: el códice es al rollo lo que el CD al cassette o el DVD al VHS. El cristianismo adoptó este formato bastante pronto, tal vez para diferenciarse del judaísmo, que usaba rollos para su Torá. Aunque el pergamino y el códice aparecieron más o menos en la misma época, material y formato no estaban necesariamente ligados entre sí, de modo que se podía encontrar tanto rollos de pergamino como códices con hojas de papiro.

También en los albores de la era cristiana se descubre el papel, aunque no en Oriente Medio o en Europa, sino en China, y pasarán siglos antes de que llegue a la civilización occidental. Las primeras hojas de papel estaban hechas de pulpa vegetal procedente de residuos de seda, arroz, cáñamo o algodón; la pulpa húmeda se deposita en un molde en forma de fina lámina y después se deja secar. Más adelante veremos que la principal materia prima usada para la pulpa en Europa fue la planta del lino… pero cada cosa a su tiempo, no adelantemos acontecimientos.




Tan importante es la aparición de la escritura que da lugar a la división entre Prehistoria e Historia: mientras que en la primera la preservación del Conocimiento en el Tiempo se hacía sólo por medio de la tradición oral, en la segunda se empieza a disponer también de registros escritos, lo que permite manejar eficientemente problemas más difíciles y alcanzar niveles de organización más complejos. Lógicamente, nuestro Conocimiento actual sobre las distintas etapas históricas es mayor que el que tenemos sobre la Prehistoria porque en estos casos podemos analizar no sólo los restos humanos, objetos y edificios que han quedado, sino también los textos que entonces se escribieron, algunos de los cuales nos dan pistas valiosísimas sobre la vida cotidiana o los grandes acontecimientos de la época.

De todas formas, la comunicación escrita también puede manipularse: del mismo modo que decimos mentiras también podemos escribirlas, y éstas son mentiras más peligrosas, por ser más duraderas… Mirando la parte positiva, también es más fácil comprobar a posteriori que alguien mintió si dejó la mentira por escrito; un posible método para detectarla consiste en contrastar los distintos textos disponibles acerca de un tema determinado y ver cuál de ellos no es coherente con los demás. Otra desventaja de la escritura radica en que permite preservar en el Tiempo tanto las ideas geniales como las chorradas, pero tengo la impresión de que antiguamente era más difícil y costoso dejar registros escritos, así que los pocos que sabían hacerlo se tomaban este asunto bastante más en serio que nosotros ahora.

Un tema aparte es el de aquellos que intentan eliminar sistemáticamente toda referencia escrita a algo o a alguien para borrar su recuerdo de la faz de la Tierra… pero no nos dispersemos más de la cuenta, quizás en otra ocasión hablemos de ello. Después de esta breve introducción, en la próxima entrega empezaremos por el principio y, por orden cronológico, trataremos de sintetizar una pequeña historia del libro y de las colecciones de libros, o sea, las bibliotecas, desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.



lunes, 18 de agosto de 2014

Macizas

Como compensación por haber soportado la entrada de la semana pasada, la más larga hasta ahora en la historia del blog, con unas dos mil quinientas palabras, os dejaré descansar hoy con algo un poco más ligero. En mis viajes de estos últimos veranos por las grandes capitales europeas he intentado estar atento para tomar instantáneas del mejor arte a mi alrededor, ya sea en museos, en monumentos o simplemente por la calle. No sé por qué, prefiero con diferencia la escultura a la pintura, y dentro de esta disciplina siempre he tenido debilidad por los desnudos de mujer. Y es que estaréis de acuerdo conmigo, chicos, en que el cuerpo de las mujeres tiene un diseño fantástico… ¡Están tan bien hechas! He aquí, por tanto, una selección de mis archivos de fotos con las mejores macizas (en más de un sentido).
 
 
Louvre - París
 
 
Museumsinsel - Berlín
 
 
Plaza de la Virgen - Valencia
 
 
Alte Nationalgalerie - Berlín
 
 
Barbican Centre - Londres
 
 
Cementerio General - Valencia
 
 
Altes Museum - Berlín
 
 
Petit Palais - París
 
 
Calle San Francisco de Borja - Valencia
 
 
Buckingham Palace - Londres
 
 
Rue du Faubourg Poissoniére - París
 
 
Guildhall - Londres
 
 
Basilica di San Pietro - Roma
 
 
Gran Vía Marqués del Turia - Valencia
 
 
Jardin des Tuileries - París

martes, 12 de agosto de 2014

Economía de Medios (III)


Seguimos con la entrada múltiple sobre Moon. Si las pasadas semanas nos centramos en los detalles técnicos del rodaje y en la Ciencia detrás de la historia, hoy hablaremos de la historia en sí y de los temas que trata la película. Como os advertí, esta entrega incluirá detalles importantes acerca de la trama y del final de la peli, así que si no la habéis visto aún tal vez no deberíais seguir leyendo. Ya he citado algunas de las influencias de Duncan Jones a la hora de gestar la idea, como por ejemplo Alien o 2001: Una Odisea del Espacio. Otros referentes que podríamos nombrar son Naves Misteriosas, película de 1972 dirigida por Douglas Trumbull, o Atmósfera Cero, de Peter Hyams, con Sean Connery protagonizando una versión espacial de Solo Ante el Peligro. Jones explica que Moon es un intento de recuperar el espíritu de las películas de Ciencia Ficción de los años 70 y primeros 80 en general, lo que se nota en detalles como el look retro de los escenarios, el ritmo más pausado típico de los clásicos de esa época y el hecho de que la atención se centre más en la historia y los personajes y menos en los efectos especiales. 

 
Sin duda hay que quitarse el sombrero ante el trabajo de Sam Rockwell, que soporta todo el peso de la película interpretando el papel de Sam Bell. Como ya dijimos, Sam es el único trabajador de la base lunar Sarang y ha vivido tres años en un espacio de 27 por 21 metros sin poder utilizar el sistema de comunicación directa, lo cual nos da una idea de lo solo que debe sentirse y las ganas que debe tener de volver a la Tierra al comenzar la película. Durante su estancia allí, y para no perder masa muscular por la baja gravedad, ha hecho ejercicio regularmente con el punching ball, la comba o la cinta de correr; también ha practicado distintos hobbies para combatir la soledad, como cuidar de sus plantas, jugar al ping-pong o tallar en madera maquetas a escala de las casas y gente de Fairfield, su localidad. Tal vez os preguntaréis qué hace una mesa de ping-pong en una estación con un solo operario… Sam se las arregla para usarla levantando la otra mitad y jugando una mezcla de ping-pong y frontenis, pero al poco de comenzar el relato tendrá la oportunidad de jugar sin necesidad de hacer ningún apaño.

Tiene gracia que la canción que Sam utiliza para su despertador sea “The One and Only” de Chesney Hawkes, título que podría traducirse como “Único e Irrepetible”… Los derechos por esos ocho segundos de música le salieron caros a Jones teniendo en cuenta el presupuesto disponible, pero sin duda valió la pena, porque al poco tiempo descubrimos que hay dos Sam Bell en la estación, ambos clones, engañados por Lunar Industries Ltd. con recuerdos falsos implantados en su memoria para que cada uno crea que es el Sam Bell original. No me detendré mucho en los detalles, porque supongo que ya la habéis visto, pero el segundo clon, al que llamaremos Sam 2, es despertado después de que el anterior, Sam 1, se distraiga por la alucinación de una enigmática joven y choque con su rover contra una de las cosechadoras. Sam 2 consigue engañar a GERTY y rescatar a Sam 1, y es ahí cuando se destapa todo el pastel. Más adelante los dos Sam Bell encuentran un depósito oculto lleno de otros clones dormidos que esperan a ser despertados a intervalos de tres años, y descubren que ya había habido otros cuatro clones antes que ellos que habían sufrido a traición una incineración instantánea en lugar de volver a la Tierra. Pero lo peor de todo es la constatación de que ni su mujer Tess es realmente su mujer ni su pequeña hijita Eve es su hija, y de que, para mayor confusión emocional, la primera está muerta y la segunda es ya una adolescente. 

 
Tenemos ejemplos de películas anteriores en las que el mismo actor interpreta dos personajes distintos, como Inseparables, de 1988, con David Cronenberg dirigiendo a Jeremy Irons, o Adaptation, de 2002, con Spike Jonze de director y Nicolas Cage por partida doble… Sin embargo, me da la impresión de que el trabajo de Sam Rockwell en Moon habrá sido bastante más duro, debido a la continua interacción que hay entre los dos clones: se tocan, se llevan en brazos, se pelean e incluso juegan al ping-pong. En la mayoría de las tomas que incluían a ambos se utilizaba una cámara de control de movimiento, haciendo tres pases: el de Sam 1, el de Sam 2 y uno sin nadie para tener la referencia del fondo; luego se combinaban digitalmente los distintos elementos y se añadían retoques y sombras generados por ordenador. En varias escenas hubo que usar un doble de complexión similar, pero se escogieron los ángulos de cámara de forma que no fuese necesario hacer una sustitución digital de la cara de Rockwell más que en un par de ocasiones. Por lo demás, los trucos que se utilizaron para dar la sensación de verosimilitud deseada fueron casi siempre sencillos, más fruto del ingenio empleado que del dinero gastado (acordaos del Moiré). Y por supuesto, la pelota de ping-pong estaba hecha por ordenador, aunque les costó un montón conseguir que rebotara de forma convincente en cada uno de los toques.

A ambos clones se les distingue fácilmente por el deterioro en la salud de Sam 1 y por una diferencia de actitud claramente marcada por Rockwell, que dice que se inspiró en el Dustin Hoffman de Cowboy de Medianoche para Sam 1 y en el Clint Eastwood de Harry el Sucio para Sam 2. Teniendo en cuenta que no había nadie para darle la réplica y que estuvo solo delante de la cámara durante todo el mes de rodaje, su interpretación es estupenda, cargada de matices, y realzada además por la preciosa banda sonora de Clint Mansell, compositor habitual de las películas de Darren Aronofsky. Duncan Jones, que ya anteriormente era amigo de Rockwell, escribió el tratamiento inicial de la historia pensando exclusivamente en él, y está claro que sabía lo que hacía. 

 
¿Quién es la chica a la que Sam 1 ve un par de veces en sus alucinaciones al principio de la película? Es su hija Eve con su edad actual de quince años. ¿Cómo se explica esto? Jones se basa en la teoría de que los gemelos idénticos experimentan a veces una extraña conexión entre ellos, incluso a distancia, y que por tanto el Sam Bell original y sus clones, al ser más que gemelos idénticos y tener además muchos recuerdos en común, están unidos por un vínculo similar… De ahí que Sam 1, al llegar al final de su ciclo de tres años, empiece a intuir visiones de (la que para él es) su hija, aunque sólo la recuerde con dos o tres añitos. Este elemento de la historia no es muy de Ciencia Ficción dura, que digamos, pero desencadena el accidente del rover y hace avanzar la narración, de manera que le damos un pase… Hay otros detalles poco creíbles, como que en un plazo de veinte años exista la tecnología necesaria para implantar recuerdos falsos de toda una vida, algo mucho más difícil de hacer que un clon humano, ya que la red neuronal del cerebro es un sistema extremadamente complejo del que conocemos muy poco todavía… Pero bueno, a lo que comentaba antes sobre las licencias narrativas me remito.

Otro elemento de Ciencia Ficción importante que aparece en Moon es el del robot con inteligencia artificial. Para interpretar la voz de la unidad GERTY 3000 Jones había pensado en Kevin Spacey, pero éste, sabiendo que se trataba de una producción independiente y muy modesta, prefirió esperar a ver un montaje provisional para aceptar el papel. Por supuesto, quedó impresionado por la estética del film y por la actuación de Sam Rockwell y se incorporó al proyecto, y hasta tal punto tenía claro lo que debía hacer que no tardó ni medio día en grabar todas sus frases. En la etapa previa de documentación (que fue más larga, claro) se dedicó a estudiar las inflexiones vocales y entonación de Douglas Rain para HAL 9000 y las imitó deliberadamente para que pensáramos que GERTY es un robot insensible al sufrimiento de los protagonistas, como el de 2001 o como el personaje de Ash en Alien. En este sentido, la película juega con nuestras expectativas para después subvertirlas: GERTY está programado para ayudar a Sam Bell (a cualquiera de ellos) y eso es lo que hace al final. 

 
Revisando los archivos de La Belleza y el Tiempo veo que os he prometido muchas veces escribir una entrada sobre la diferencia entre realidad y Verdad; y no os preocupéis, que esa entrada que os debo os la voy a dar, a ser posible en las próximas semanas. Esta diferencia viene muy a cuento cuando tratamos de definir lo que es una buena película de Ciencia Ficción: aunque la acción de Moon transcurra veinte años en el futuro y en un lugar tan lejano y extraño como la Luna, a 400.000 kilómetros de aquí, la película conecta con el público porque en cierto modo nos habla de nosotros mismos.

Es en primer lugar una película sobre la soledad y sobre cómo incluso en la peor de las situaciones nos aferramos a la Vida, a la Belleza, e intentamos sacarle el mayor partido posible a lo poco que tenemos a mano, ya sean unos videomensajes retransmitidos en diferido, unas plantas cultivadas en bandejas de comida precocinada o unas simples maquetas de madera. El tema de la soledad se toca no sólo en el sentido del aislamiento lejos de las personas a las que quieres, sino también el de la soledad del individuo frente a las grandes corporaciones, que mienten y explotan a sus trabajadores sacrificándolo todo por los beneficios, idea que ya se había visto en films anteriores como Alien o Blade Runner, o en La Isla, de Danny Boyle, en la que los protagonistas también resultan ser clones. Pero más allá de las criaturas alienígenas, los replicantes o los clones, estas películas conectan con nosotros porque tratan temas que de verdad nos afectan… ¿O acaso las grandes corporaciones y multinacionales de hoy en día no nos mienten también en la vida real, a través de la publicidad, la televisión o los periódicos? 

 
Moon es además una reflexión acerca de la identidad, acerca de cuán reales son nuestros recuerdos y emociones, y se plantea la pregunta de qué es exactamente lo que nos hace humanos. Una de las frases que más me llamó la atención se la dice Sam 2 a GERTY, antes de marcharse a la Tierra dentro de la lanzadera del helio-3, en referencia a los clones: “Nosotros no estamos programados; somos personas, ¿entiendes?”. Es fácil encontrar paralelismos entre esta película y Blade Runner: a los clones de Moon se les inserta recuerdos falsos, igual que a los replicantes en el film de Ridley Scott; y del mismo modo que los Nexus 6 creados por Eldon Tyrell tienen una caducidad forzosa de cuatro años, los clones de Sam Bell duran unos tres. De ahí el deterioro físico de Sam 1 hacia el final de su “contrato”: según Duncan Jones, no es a causa de niveles de radiación altos, sino porque Lunar Industries los ha diseñado así para maximizar la eficiencia de la base, ya que tras hacer un estudio llegaron a la conclusión de que ése es el tiempo que un individuo rinde correctamente en condiciones de aislamiento. Los clones son, por así decirlo, de usar y tirar… ¿Acaso son los ejecutivos de Lunar Industries que han ideado este sistema más humanos que ellos?

Llegamos así a una importante conclusión: Lo que te hace humano no es lo que eres, sino lo que haces, tus actos. Esta afirmación es un rayo de esperanza no sólo para los clones y los replicantes en la ficción, sino también por extensión para nosotros en el mundo real: independientemente de nuestro origen o condición, todos tenemos derecho a buscar la felicidad y el respeto de los demás. Por otra parte, esta conclusión supone también en nuestro caso un toque de atención: si queremos ser verdaderamente humanos no nos basta con haber nacido y crecido por el método tradicional y haber creado y vivido nuestros propios recuerdos; también hemos de soñar, arriesgarnos y aprender de nuestros errores, hemos de sentirnos uno con los demás y parte de algo más grande, hemos de reír, llorar, amar y sufrir, hemos de valorar la Vida y aprovecharla al máximo. Y esto último es precisamente lo que hará Sam 2 al llegar a la Tierra, después de conseguir una pequeña fortuna vendiendo la bombona de helio-3 que se llevó en la lanzadera; sólo vivirá tres años, pero estoy seguro de que los aprovechará a tope… Resulta curioso que la segunda (y por ahora última) película de Duncan Jones, Código Fuente, trate también (con más presupuesto y con más acción que Moon, eso sí) los temas de la identidad y de la fugacidad del tiempo, aunque en este caso los tres años quedan reducidos a tan sólo ocho minutos. 

 
Me gustaría hablaros de un epílogo a la historia que se quedó fuera en la sala de montaje por diversas razones pero que está, en mi opinión, muy en la onda del enfoque que le he dado a esta entrada triple… En él vemos que una de las cosas que hace Sam 2 poco después de llegar a nuestro planeta es visitar la casa del Sam original, dejar en el umbral de la puerta un paquete envuelto en papel de regalo, llamar al timbre e irse. La joven Eve abre la puerta, mira a ambos lados, no ve a nadie fuera y coge el paquete. Entra en el salón, lo abre y descubre una pequeña réplica de su propia casa tallada en madera… Por pequeño que sea este detalle, sin duda para Sam (creo que a estas alturas el 2 sobra) significa mucho; y es que a algunos les bastan los pequeños detalles para sentirse bien.

Ya terminamos. A los que hayáis visto la peli por primera vez en Nits de Cinema o siguiendo mi recomendación, espero que os haya gustado tanto como a mí. E independientemente de cómo, dónde o cuántas veces la hayáis visto, espero que hayáis tomado buena nota del mensaje: nosotros tenemos más de tres años para disfrutar, pero aun así sigue siendo poco, de forma que aprovechemos para llenar de Belleza hasta el último segundo de nuestro Tiempo aquí. Más adelante seguiremos hablando en el blog de la muy acertada máxima “Carpe Diem”, que es básicamente a lo que se reduce todo esto.