martes, 18 de septiembre de 2012

Everything about Everything

Hay un fragmento de la película El Gran Azul, dirigida por Luc Besson y con una hermosa banda sonora de Eric Serra, que siempre me ha llamado la atención. Se trata del siguiente diálogo entre los personajes de Enzo (Jean Reno) y Jacques (Jean-Marc Barr):
(Enzo) ¿Exactamente qué quieres saber?
(Jacques) Todo.
(Enzo) ¿Todo sobre qué?
(Jacques) Todo sobre Todo.
(Enzo) Mamma mia!
 
Hablemos un poco del concepto de Conocimiento. He comentado el tema con amigos y coincido con algunos de ellos en que el sentido de la vida podría residir en aprender algo nuevo, algo verdaderamente relevante, cada día; algo que nos acerque un poco más, como ya decía al final de la primera entrada, a descubrir el porqué de Todo, la razón de la Existencia (Ya lo dice el refrán: “No te acostarás sin saber una cosa más”). De este modo, la búsqueda del sentido de la vida a través del Conocimiento se convertiría tal vez en el auténtico sentido de la vida, el medio se convertiría en el fin.
 
 
Hay personas que cada día sin falta se cambian de camisa (literalmente, no metafóricamente, aunque los hay que también) y van siempre afeitaditos e impecables, pero que utilizan los libros para calzar la cómoda del salón y los documentales de la tele para echar la siesta. Yo en cuanto a la apariencia externa soy a veces más desastrado, pero intento renovar siempre que puedo mi fondo de armario de conocimientos, saco brillo a menudo a mi inteligencia y tengo mis ideas sin una sola arruga (por cierto, hablando de Arrugas…). El cerebro es un músculo (metafóricamente, no literalmente) que cuanto más se ejercita más se fortalece: cuanto más sabes, más quieres saber y más te gusta aprender (Otro refrán para la colección, éste en inglés: “The larger the island of Knowledge, the longer the shore of ignorance”).
Pero no nos engañemos: es imposible saber Todo acerca de Todo. Eso significa que tenemos que usar con sabiduría el breve tiempo que se nos ha concedido y seleccionar con cuidado las cosas que queremos aprender. En mi caso, suelo interesarme por los acontecimientos que más hayan podido influir en el aquí (Valencia) y el ahora (año 2012). Aplicando un método racional y riguroso de análisis de estos hechos podríamos intentar descubrir un significado, un patrón en las hebras de realidad que entretejidas nos han llevado hasta aquí y ahora, un patrón que se pueda extrapolar en un intento de determinar lo que nos depara el futuro, y por tanto cómo deberíamos actuar en la vida. Para que su influencia haya podido llegar hasta nosotros, estos hechos deben ser tanto más importantes a nivel global cuanto más lejanos estén en el tiempo o en el espacio, y por tanto estarán más y más espaciados entre sí conforme nos alejemos hacia el pasado: de ahí la utilidad de emplear una escala logarítmica del Tiempo para situar en ella los distintos acontecimientos a la hora de hacernos nuestro esquema mental. Otro día hablaremos un poco más de este eje cronológico logarítmico… y de las campanadas de Nochevieja.
 
 
Un intento de comprender Todo acerca de Todo se ha venido dando en los últimos años en algunas universidades bajo el epígrafe de Gran Historia, y han aparecido en varios sitios asignaturas y cursos que tratan de explicar este Mito de Creación moderno, esta especie de Génesis con base científica. Ahora mismo estoy leyendo en paralelo (en mis ratos libres, que son menos de los que me gustaría) dos libros que tratan este tema desde distintos puntos de vista: Brevísima Historia del Tiempo, de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, y Mapas del Tiempo de David Christian. Este último me encanta porque incluye unas líneas cronológicas a distintos órdenes de magnitud fantásticas, de las que, como decía antes, ya hablaremos en otro momento.
Una de las cosas que comenta David Christian es que hacerse un mapa mental completo y detallado del Tiempo (y nos referimos al Tiempo con mayúsculas, es decir, a unos 13.700 millones de años transcurridos desde el Big Bang) requiere unificar conocimientos pertenecientes a múltiples disciplinas del Saber. Por eso creo que una persona inquieta que se plantee las grandes preguntas de la Existencia (¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?) debería sentir curiosidad por todo en general y no quedarse encerrada en una parcela, en un compartimento estanco del Saber. Siempre me ha gustado pensar en mí mismo como un Hombre del Renacimiento al que le gusta saber un poco de todo, que pica de aquí y de allá sin prejuicios. El guiarme por mi instinto a la hora de aprender cosas ha hecho que mi cuerpo de conocimientos sea ecléctico e inclasificable como este blog; soy una persona ecléctica en cuanto a gustos, aficiones y amistades. Y esto es algo que me mola, porque me hace único e irrepetible, pero tiene también sus desventajas, de las que hablaremos a su debido tiempo (Ya sabéis: “El que mucho abarca, poco aprieta”). Os voy adelantando una desventaja: después de toda esta parrafada es probable que haya más de uno pensando que este blog es un tostón… Pues sí, pero ya lo dice el refrán: “Ande yo caliente…”
Venga, la semana que viene hablaremos de Sexo.

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